Cobertura exclusiva

"Si no se contabiliza el carbono como un costo no se volverá importante en las finanzas"

17.10.2016 | Entrevistas

Lise Kingo, Directora Ejecutiva del Pacto Global de Naciones Unidas, conversó en exclusiva con ComunicaRSE sobre el llamado a la acción que hizo a las empresas para establecer un precio interno para el carbono y sobre los pasos que está dando para involucrar al sector privado en la Agenda 2030.


Se cumplió el primer aniversario de los Objetivos de Desarrollo Sostenible diseñados para abordar los desafíos más grandes del mundo en los próximos 15 años. El Pacto Global de Naciones Unidas propone alcanzar las aspiraciones de estos objetivos globales a través de oportunidades locales de negocio. 

"Estamos entrando a la era de la competivididad sustentable" afirma la nueva campaña 2016-2030 del Pacto Global bajo la dirección de Lise Kingo. Conversamos con ella en su oficina en Nueva York para conocer de primera mano el mensaje que desean trasmitir a través de esta nueva campaña, y sobre el rol del sector privado en la Agenda 2030.

¿Cree usted que las empresas están entendiendo la importancia de involucrarse en la implementación de la agenda de desarrollo sostenible?

En mi experiencia interactuando con empresas he percibido que muchas valoran el hecho de que por primera vez en mucho tiempo todos los jefes de gobierno del mundo han acordado una serie de objetivos que determinarán el curso de la agenda por los próximos 15 años. A las empresas les gusta esta claridad. Creo que las empresas que son miembros del Pacto Global están muy familiarizadas con el desarrollo sustentable y entienden que estos objetivos dirigirán el curso de las inversiones y las prioridades gubernamentales y por ello se alinearon rápidamente a la nueva agenda. 

Ahora queda el desafío de que el resto de las empresas se comprometa y entienda que los Objetivos Globales son un asunto estratégico para sus negocios.

¿Y la participación de las pequeñas y medianas empresas? ¿Qué está haciendo el Pacto Global para ayudar a reducir la brecha entre las empresas grandes y las pymes?

Yo creo que el tamaño de la empresa no es tan importante. Nuestros miembros también son empresas pequeñas que han entendido que la agenda de sustentabilidad es un impulsor de los negocios. Además muchos emprendedores tienen ideas fuertes sobre sustentabilidad y ética en los negocios desde el momento en que conciben sus empresas. No creo que el asunto pase por la cuestión del tamaño de la empresa sino más bien es una cuestión de compromiso de la Junta directiva. Eso es lo que realmente importa. Creo también que hay diferentes formas de comprometerse con los Objetivos para distintas escalas de empresas.

¿Cómo evalúa el desempeño de las redes locales de América Latina, en términos del volumen de participación de empresas y en el desempeño de adaptar la agenda al contexto local?

Las redes locales en Latinoamérica son muy activas y dedicadas y puedo decir que son un modelo de cómo queremos que sean las redes a nivel global. Se desempeñan muy bien a la hora de detectar los asuntos estratégicos más relevantes para sus países y han creado plataformas muy prácticas para involucrar a las empresas. Hay muchos buenos ejemplos, entre ellos la Red Argentina.

A nivel general percibimos que las redes latinoamericanas han sabido detectar como asuntos estratégicos de la Agenda al cambio climático, a la equidad de género, a la lucha contra la corrupción, y a la agenda de Derechos Humanos. Creo que hay muchos buenos ejemplos de acciones en estos asuntos prioritarios. 

En abril de este año, en el marco de la firma del Acuerdo climático de París, el Pacto Global hizo un llamado a las empresas para establecer un precio interno para el carbono, ¿cómo fue la reacción de los inversores y las empresas a esta petición?

Efectivamente, durante la firma del Acuerdo de París en abril de este año creímos que era un momento oportuno para hacer un llamado a las empresas para que asuman compromisos reales en la lucha contra el cambio climático. Presentamos los resultados de nuestra iniciativa “Caring for climate” y las pruebas piloto realizadas por 70 empresas en la definición de un precio interno para el carbono. Durante un año de trabajo estas empresas definieron el costo de las emisiones de carbono en sus contabilidades financieras internas. La conclusión de estas experiencias determinó un precio del carbono a 100 dólares la tonelada de CO2 como el precio mínimo necesario para estimular la innovación, desbloquear las inversiones y cambiar las señales del mercado para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en línea con los objetivos de París. Este precio no se estableció de la nada, se basó en los resultados de estas experiencias.

Quiero resaltar que creo que es muy importante establecer un precio tanto interno como externo para el carbono porque si no se lo contabiliza como un costo se volverá algo que no importa en las finanzas.  Estoy decidida a hacer que el Pacto Global asuma el rol de desafiar a las empresas a establecer mayores estándares en temas de cambio climático. Tenemos que lograr que las externalidades ambientales tengan un precio para que comiencen a tener relevancia en la balanza de costos de las empresas. La próxima fase de esta estrategia es ver cómo las empresas implementan esta estrategia a nivel local.

Hace un par de años ComunicaRSE entrevistó a George Kell cuando en aquel momento dirigía el Pacto Global. Le preguntamos sobre el anuncio de una política de financiamiento de la iniciativa que solicitaba contribuciones anuales voluntarias a las empresas. ¿Cómo funcionó en la práctica esta política?

Creo que es importante que todas las empresas que se han comprometido con los diez principios del Pacto Global también hagan una contribución financiera. Es normal que cuando una empresa se adhiere a una iniciativa deba hacer una contribución económica para colaborar en su funcionamiento. Ninguna iniciativa funciona sin fondos, eso también involucra al Pacto Global. Creo que un indicador de que esta política funciona es que cada año se suman más y más empresas a nuestra iniciativa.

¿Cuál es su opinión sobre la participación en el Pacto Global de industrias controversiales?

Es una pregunta muy buena y nos la suelen hacer frecuentemente. Déjame decirte que cuando el Pacto Global se fundó hace 16 años fue construido sobre las bases de la inclusión y la apertura a todas las industrias. Las empresas que en aquel momento fueron excluidas eran las que estaban involucradas con negocios ilegales o negocios que iban en contra de las convenciones lanzadas por la ONU. Este es el principio que todavía está implícito en el Pacto Global. Se basa en la filosofía de que es mejor incluir a las industrias controversiales y ayudarlas a desempeñarse mejor desde una perspectiva de responsabilidad social empresaria, en lugar de excluirlas para que sigan haciendo lo mismo.

¿Cuáles son los próximos pasos de su trabajo en la implementación de la Agenda 2030?

La campaña “Haciendo de los objetivos globales, oportunidades locales” marca nuestra estrategia para los próximos años. La primera parte de la campaña consiste en ofrecer a las redes locales herramientas para aplicar la Agenda 2030 en sus realidades locales. Las empresas ahora tienen a su disposición una Guía para mejorar la articulación público-privada, un Documento con ejemplos de buenas prácticas de alianzas y cuatro plataformas que ayudan a invertir, reportar, innovar y desplegar soluciones sostenibles.

La segunda parte de esta campaña busca crear conciencia sobre los Objetivos. Tratamos de humanizar la Agenda 2030 con historias de personas reales y así surgió la idea de los “Pioneros” de los Objetivos.

En este momento estamos trabajando en el rediseño de nuestro portafolio de asuntos estratégicos a la luz de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y a fin de año presentaremos los resultados de este trabajo de priorización.

Corresponsal de ComunicaRSE en la ONU: Maria Julia Arana

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