Conectando los eslabones: blockchain al rescate de las cadenas de valor

Gabriel Cecchini
Asociado, Integridad y Reputación, Governance Latam
La tecnología blockchain promete desatar una revolución en la gestión de la sustentabilidad corporativa
10.05.2017 | Opinion

La tecnología blockchain promete desatar una revolución en la gestión de la sustentabilidad corporativa. Los numerosos e innovadores proyectos piloto, algunos bastante avanzados, que se están desarrollando desde startups y que ya han atraído la atención y colaboración de grandes multinacionales muestran la potencialidad de la tecnología para ayudar a mitigar - e incluso solucionar – riesgos y desafíos de sustentabilidad, en particular los referidos a cadenas de valor globales. De hecho el reporte State of Green Business 2017 publicado por GreenBiz, diversos artículos de Harvard Business Review y otras publicaciones presentan a la tecnología blockchain como una de las tendencias del año en el campo de la sustentabilidad corporativa.

Principalmente hemos escuchado acerca de esta tecnología a partir de su aplicación más conocida, la cripto-moneda virtual bitcoin, cuyo puntapié inicial lo dio Satoshi Nakamoto con un paper sobre el tema en el año 2008. Desde entonces, hemos escuchado las historias con respecto a los pros y contras de esta moneda, incluyendo su potencial para intercambiar dinero virtual persona a persona como así también su uso por parte de grupos criminales o hackers. Pero bitcoin es sólo una de las muchas aplicaciones que se basan en la tecnología blockchain.

Pero, ¿qué es exactamente blockchain? Puede describirse como un libro mayor de registros digital que funciona como una base de datos distribuida en la que intervienen participantes que registran transacciones de cualquier tipo y llevan a cabo la aplicación o cumplimiento de contratos (smart contracts) con respecto a esas transacciones de manera automática basada en condiciones fijadas por los mismos participantes. La historia completa de las transacciones está disponible para todos los participantes a través de una cadena de bloques ordenados de manera cronológica, cada uno de los cuales es un registro de transacción que permanece inalterado, manteniendo su unidad (e identidad). Como el sistema está distribuido y encriptado, es difícil de fraguar o hackear porque para modificar uno de los bloques habría que hacerlo en simultáneo en millones de computadoras al mismo tiempo.

Para describir a blockchain, muchos expertos como, por ejemplo, Don Tapscott, recurren a la metáfora de una hoja de cálculo gigante y global que funciona en millones de computadoras al mismo tiempo y en la cual todos los participantes que tienen acceso a ella pueden realizar transacciones de todo tipo de bienes y servicios como, por ejemplo, comprar un inmueble, registrar la identidad personal, enviar remesas de dinero, etc. Esta “hoja de cálculo” puede ser pública o privada, es decir, de acceso general o estar restringida a participantes específicos.  

La ventaja principal de blockchain es que al realizar este proceso no se necesitan actores intermediarios para autentificar, validar y rastrear las transacciones que se realizan: son los participantes mismos los que realizan las transacciones y pueden en cualquier momento ver el registro de las mismas. Estos múltiples intermediarios – muchas veces, monopólicos y, por ende, costosos que pueden enlentecer los procesos, centralizar y capturar la información – llevan cada uno un registro individual de cada transacción que es un documento diferente del que tienen los otros participantes que envían o reciben una transacción o el de los otros intermediarios que intervienen en el proceso, lo que da lugar a problemas de duplicación, errores y potencial fraude con respecto al contenido y fiabilidad de la información registrada. En blockchain, la información sobre las transacciones realizadas no está entonces en un lugar único y central sino que es compartida por todos los participantes que tienen un interés en esa información o transacción. En palabras de la experta Jessi Baker, la información – que se comparte, es segura y auditable al instante – “le pertenece a todos los participantes y a ninguno en particular”. Las transacciones entonces no obtienen su valor como tales de parte de los intermediarios que las canalizan sino que éste es generado por los participantes mismos, lo que permite hacer de blockchain una plataforma basada en la confianza compartida.
 
Confianza, descentralización, registro de transacciones inalterable disponible para múltiples participantes son precisamente características que por mucho tiempo han buscado las empresas para poder brindar transparencia y trazabilidad a sus cadena de valor globales. Pues bien, varias empresas han visto ya el potencial de blockchain en este sentido y han comenzado a trabajar en esta línea:

  • Gigante Wal-Mart está testeando un servicio desarrollado en conjunto con IBM para monitorear su cadena de valor con respecto a ciertos productos: por ejemplo, en China monitorea la carne de cerdo con el objetivo de mejorar la seguridad alimenticia del producto actuando más proactivamente en caso de que un ítem pueda estar contaminado o que sea la fuente de algo que esté contaminado.  Cada uno de los actores que participa de la cadena registra  de qué granja viene el producto en cuestión; el historial de la granja; cómo fue distribuido el producto; etc. Se puede detectar justo el producto comprometido y retirarlo sin incluir a toda una serie de productos creando más eficiencia en la gestión de la cadena de valor en caso de una crisis;
     
  • por su parte, la startup británica Provenance usa blockchain para ayudar a retailers, productores y restaurantes de la cadena de valor global de la industria de la pesca para saber si esta última fue realizada de manera legal, sustentable y sin violar los derechos humanos y laborales de los empleados, frecuentes en ese sector. En proyecto piloto que están llevando a cabo en Indonesia con la pesca del atún, los pescadores envían mensajes de texto para registrar la pesca en plataforma blockchain, siguiendo la ulterior trayectoria de los productos que pueden ver verificados por los consumidores finales en supermercados o restaurantes usando sus smartphones. Este sistema ha permitido reemplazar las usuales etiquetas y otros documentos de papel utilizados para rastrear y/o validar el origen de los productos;
     
  • la empresa de servicios de certificación forestal Catenau de EE.UU. rastrea a través de la asignación de un token anónimo a cada tronco de árbol que se envía a un aserradero usando información de GPS y combinándolo con información de certificación de un sistema de compliance forestal. El identificador del token es seguido y validado usando blockchain;  distintas ONGs y empresas han demostrado interés en esta aplicación;  
     
  • startup Everledger ha desarrollado su propia versión en plataforma blockchain del proceso de certificación Kimberley para evitar la comercialización de diamantes provenientes de zonas de conflicto en África y empresa BHP Billiton también está pensando en lanzar un piloto para minería usando blockchain como plataforma; la idea central aquí es automatizar los procesos de certificación.

Dos aplicaciones adicionales de tecnología blockchain involucran la gestión de créditos en el mercado de carbono en China (proyecto de IBM & Energy-Blockchain Labs) y la eficientización en la distribución de energía (startup LO3 en conjunto con Siemens).

Aunque más de 1000 millones de dólares de venture capital fueron canalizados entre 2014 y 2016 a startups que están en el centro de la creación de innovadoras soluciones de blockchain  (una cifra 10 veces superior a la de los cuatros años precedentes tomados en conjunto), la tecnología blockchain tiene todavía un largo camino por recorrer y enfrenta grandes obstáculos por superar si quiere afianzarse y generalizarse de manera sólida, de acuerdo a la visión de expertos como el mencionado Tapscott, Vint Cerf y otros. Entre los desafíos más grandes: las plataformas de blockchain consumen mucha energía; son actualmente difíciles de escalar debido a problemas jurisdiccionales, diversas autoridades regulatorias y certificantes, etc.; y potencialmente puede llevar a desplazar a personas de sus trabajos ya que la tecnología misma vuelve prescindibles los puestos ocupados por entidades intermediarias. Sin embargo,  un problema parece ser el mayor de todos: hasta el momento blockchain carece de un ecosistema de gobernanza sofisticado como sí lo tiene Internet. A este respecto, la iniciativa Hyperledger de Linux en la que participan 150 organizaciones busca crear estos estándares para dotar a blockchain de los necesarios mecanismos de gobernabilidad para poder darle seguridad y escalabilidad a esta tecnología. Dependerá entonces del acuerdo en torno a estos estándares, la continuación del crecimiento y desarrollo en todo su potencial de blockchain y, en nuestro caso específico, de las promisorias aplicaciones de esta tecnología dirigidas a abordar desafíos de sustentabilidad corporativa.

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