Podríamos estar presenciando el inicio de una nueva rivalidad en la industria tecnológica. Figma, la reconocida plataforma de diseño colaborativo, ha enviado una carta de cese y desistimiento a la startup sueca de inteligencia artificial sin código, Lovable, exigiendo que deje de usar el término “Dev Mode” para una de sus funciones recientes. La noticia fue confirmada por Figma a TechCrunch.
¿Qué está en disputa?
El término “Dev Mode” (modo de desarrollador) es comúnmente utilizado en la industria del software para describir una funcionalidad que permite a los programadores editar o inspeccionar el código. Es una frase que aparece en productos de grandes compañías como Apple (iOS), Google (Chrome), Microsoft (Xbox), y numerosos proyectos de código abierto.
No obstante, Figma logró registrar la marca “Dev Mode” en 2023, y ahora está ejerciendo su derecho legal para protegerla, aunque aclara que la marca se refiere únicamente a la frase exacta “Dev Mode” y no al término completo “Developer Mode”.
¿Por qué Figma está actuando así?
La ley de marcas registradas exige que sus titulares protejan activamente sus derechos, ya que, si no lo hacen, el término podría volverse genérico y perder su protección legal. De hecho, aunque la carta enviada por Figma fue “muy cortés”, como han señalado usuarios en X (antes Twitter), la decisión responde más a una obligación legal que a una táctica hostil… al menos en la superficie.
Lovable no se queda callado
Anton Osika, cofundador y CEO de Lovable, ha dejado claro que su empresa no tiene intención de acatar la solicitud de Figma, y compartió la carta legal públicamente con un emoji sonriente, lo cual dejó clara su actitud desafiante.
Lovable, que recientemente levantó $15 millones de dólares en ronda semilla, se perfila como uno de los actores emergentes en la tendencia del “vibe coding” —una forma de programación donde los usuarios describen lo que quieren mediante texto, y la herramienta genera automáticamente el código.
El nuevo “Dev Mode” de Lovable permite precisamente editar ese código generado, y ha sido una pieza central en su propuesta. Además, Lovable se presenta como una alternativa directa a Figma, afirmando que los diseñadores pueden trabajar con su herramienta “sin la tediosa tarea de prototipar en herramientas como Figma”.
¿Una disputa legal o un movimiento estratégico?
Este caso va más allá de una simple discusión por una marca. Detrás del gesto legal se esconde el temor de Figma de perder terreno frente a nuevos competidores que están aprovechando las capacidades de la inteligencia artificial generativa y el auge de herramientas sin código.
Con una valoración de $12.5 mil millones de dólares, Figma está preparándose para una salida a bolsa (IPO), según anunció esta misma semana. En este contexto, proteger sus activos —como su marca registrada— parece estratégico.
Sin embargo, Osika no duda en criticar el enfoque de Figma, afirmando que deberían centrarse en mejorar su producto en lugar de “hacer marketing con sus marcas registradas”. También asegura que Lovable ya está atrayendo a usuarios que antes utilizaban herramientas tradicionales como Figma.
¿Qué viene ahora?
El resultado de esta disputa es incierto. Figma podría optar por escalar la batalla legal, aunque enfrentarse a una joven startup europea implicaría un coste elevado. Por su parte, Lovable parece dispuesto a resistir y ganar protagonismo en el proceso.
Mientras tanto, esta historia pone en evidencia una realidad más amplia: la llegada de nuevas tecnologías está redefiniendo las reglas del juego en la industria del software, y los líderes establecidos tendrán que adaptarse… o enfrentar a los nuevos competidores con más que cartas legales.