El rol de la minería en la transición energética justa

Alicia Moreno Lara
Directora de Estrategia ESG de KPMG México
La transición energética depende en gran medida de materiales críticos
01.09.2023 | Opinion

La industria minera puede contribuir de manera importante a los objetivos globales de descarbonización y resiliencia climática en dos vías: (i) como fuente de materiales críticos para la transición hacia un futuro bajo en carbono y (ii) como actor clave reduciendo su huella de carbono y fomentando los compromisos ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG) en sus operaciones.

Las aportaciones de la actividad minera son críticas, dado que debe aumentar rápidamente su producción para abastecer a las empresas globales con los materiales que necesitan para la transición energética. Según la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés), las necesidades de minerales para las soluciones de energía limpia podrían cuadruplicarse para 2040.

La transición energética depende en gran medida de materiales críticos como el cobalto, grafito, litio, neodimio, níquel y cobre; este último, desempeña un papel fundamental en la electrificación, la producción y el funcionamiento de tecnologías basadas en energías limpias y renovables, por lo que requerirá duplicar su extracción para 2035. Organizaciones como la Asociación Internacional del Cobre (ICA) están trazando un camino global de reducción de emisiones para esta industria.

Un número cada vez mayor de empresas del sector minero están manifestando y demostrando altos compromisos con la agenda climática, por lo que han implementado prácticas para una transición energética, entre las que se encuentran las siguientes.

  1. Desarrollo de proyectos de suministro de energía renovable a través de la inversión en parques eólicos y de energía solar.
  2. Automatización para reducir el consumo energético en los procesos de extracción y transporte.
  3. Electrificación y sustitución de equipos mineros.
  4. Electrificación de camiones mineros y locomotoras de patio.
  5. Sustitución de combustibles en la flota ferroviaria.
  6. Implementación de sistemas eficientes de gestión de la energía.
  7. Proyectos basados en la naturaleza para reforestar y para proteger humedales.

 Asimismo, las empresas del sector están llevando a cabo evaluaciones de riesgos bajo escenarios climáticos para identificar, medir, cuantificar e informar sobre sus impactos financieros anticipados asociados.

Por su parte, permanentemente, la transición energética debe tener al centro de sus ambiciones a las personas; de acuerdo con el Marco de Divulgación del Transition Plan Taskforce, una transición justa debe tomar en cuenta los riesgos y oportunidades sociales en el camino hacia una economía baja en carbono, buscando un diálogo e involucramiento significativo de trabajadores, comunidades, proveedores y consumidores, entre otros grupos sociales implicados.

La aplicación de los principios de Transición Justa se observa en actividades mineras diversas, por ejemplo, en aquellas que desarrollan y se abastecen de energía eólica. En parques eólicos cercanos a comunidades indígenas, se han establecido contratos de arrendamiento minero en las tierras, se han construido centros de desarrollo comunitario bilingües y se han creado comités con líderes y participantes locales que gestionan y supervisan la operación de proyectos comunitarios. Asimismo, productores de oro y cobre han desarrollado actividades económicas alternativas como la agricultura, ayudando a los productores a automatizar sus procesos y multiplicar el volumen de ventas e ingresos, creando nuevas oportunidades económicas para la población local.

A medida que se incrementa la recurrencia e intensidad de los eventos climáticos adversos, se acelera la urgencia de reducir las emisiones GEI y de contar con infraestructura que nos permita resistir los efectos del clima. Es por eso, que el reto que se presenta es el de lograr integrar una visión sostenible de largo plazo con una estrategia de inmediato-corto plazo para reducir la exposición a los efectos negativos del cambio climático y, al hacerlo, debe observarse con mayor escrutinio a las operaciones que generen altas emisiones, evitarse el daño al medio ambiente y fomentarse el respeto a los derechos humanos.

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